lunes, septiembre 19, 2005

la guerra de los mundos

(c) Jorge Luis Viera

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War of the Worlds
John Williams
Decca / Universal B0004568-02


War of the Worlds (La Guerra de los Mundos) es el título de otra de las famosas novelas del prolífico Herbert George Wells (autor también de grandes clásicos como The Island of Dr.Moreau, 1895; The Time Machine, 1895; The Invisible Man, 1897; y The First Men in the Moon; 1900) publicada hace poco más de un siglo. Luego de convertirse en un éxito literario ya en 1938 esta ficción originó un escándalo en parte de la población norteamericana cuando esta creyó real la versión para radioteatro realizada por Orson Welles con su companía Mercury - y musicalizada en vivo por Bernard Herrmann - generando el terror popular ante una posible invasión alienígena.

En 1953, la novela tuvo su primera versión cinematográfica dirigida por Byron Haskin y producida por George Pal . Los herederos de Wells quedaron tan conformes con esta versión que autorizaron a Pal para que adapte a la pantalla La Máquina del Tiempo, con los resultados por todos conocidos. Ya en la actualidad, el megadirector Steven Spielberg ofrece una aggiornada versión de la historia de Wells sobre una invasión extraterrestre, en donde a diferencia de sus otros films en los que nos encontrábamos con alienígenas de buen corazón (como Close Encounters of the Third Kind ó E.T.) el retrato que se hace de ellos es diametralmente opuesto.

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En la versión spielbergriana de la historia Tom Cruise es Ray Ferrier, trabajador portuario, divorciado y padre irresponsable. Ferrier recibe en su casa a sus hijos Robbie y Rachel para una de sus contadas visitas, cuando estalla inesperadamente una tormenta eléctrica. Momentos después, imprevistamente, emergen desde el suelo unas enormes máquinas que arrasan todo lo que encuentran a su paso. La invasión ha comenzado. Ray y sus hijos se lanzan entonces a una carrera que los llevará por una Norteamérica devastada, atrapados entre la marea humana de sobrevivientes que huyen de la ofensiva extraterrestre para evitar ser exterminados.

Ya en sus últimos films, Spielberg mostró una tendencia hacia aquellos relatos en los que sus héroes hacen frente a las reglas socialmente impuestas convirtiéndose por ello en marginales. Haciendo un rápido racconto, desde A.I, hasta Catch me If you Can, pasando por Minority Report y The Terminal, estas películas nos están mostrando un director interesado en los conflictos entre la sociedad y el individuo. Sin embargo, en War of the Worlds, esta búsqueda conceptual se pierde desviándose hacia la habitual parafernalia de efectos especiales (tan común en el cine comercial) y a una apología del patriotismo y la familia, mostrando el costado más conservador y políticamente correcto del cineasta.

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Entretanto Steven hacía lo suyo, el gran compositor John Williams, alter ego musical del director, evidencia una vez más su ya histórica capacidad para adecuarse a cualquier tipo de relato. La aniquilación extraterrestre; fría, sistemática y brutal genera obviamente un score que la refleja. Llevado por esta premisa, Williams no construye su partitura con algún tema reconocible que genere empatía con el espectador. Al revés de Close Encounters of the Third Kind -donde sí encontrábamos varios motivos- aquí la pretensión (y el logro subsiguiente) es representar la desesperación y el caos. Es la música de Williams la que sugiere permanentemente que nada hay por delante para Ferrier y sus hijos, excepto intentar escapar para con suerte, sobrevivir.

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También tenemos que considerar que en War of the Worlds, los alienígenas son -tanto para nosotros (espectadores) como para los protagonistas- completamente desconocidos, en consecuencia, la música no va a resaltar característica alguna sobre ellos excepto lo obvio; vienen a destruirnos. Así las cosas, tampoco ellos tienen un motivo musical reconocible, evitando con este viejo pero efectivo recurso, humanizarlos.

La carencia, entonces, de temas centrales identificables consiguen ésa sensación que tan bien apoya a la imagen -no hay de dónde sustentarnos-. Williams, que supo conducir tan bien nuestras emociones en las sagas de Star Wars o Indiana Jones (por mencionar sólo algunas), también nos deja solos. Su música si bien es muy elaborada y semejante en tono y textura a Minority Report, se vuelve por momentos violenta y densa generando(nos) todavía mayor angustia. Todo esto sin llegar a las cumbres marcadas en este sentido por el maestro Jerry Goldsmith en, por citar sólo una de ellas, el excelente score de Total Recall (1990).

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En cuanto a las orquestaciones, encontramos un gran predominio de cuerdas, bronces y percusión, a los cuales se le adosan unos siniestros motivos de los bronces que rememoran a las películas clase B de la década del 50', emparentándose de esta forma con la música compuesta por Leith Stevens para la versión original.

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Este álbum, predominantemente dark, es básicamente un serio combate entre dos tipos musicales distintos y contradictorios: la música de los extraterrestres frente a la de los humanos. La primera, esencialmente violenta y poderosa, no describe acciones ni comenta lo que vemos. En directa contraposición con ella, la música para los humanos es más melódica y frágil, pero sin llegar a solidarizarse con ellos. Se nos hace obvio que en el CD, al igual que en el film, el poder está en manos de nuestros invasores.

Para finalizar, recomendamos especialmente el último tema del disco, Epilogue, una verdadera joya que justifica la compra aunque lamentablemente sólo dure 3 minutos.

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Desesperanzado y opresivo, pero apoyando musicalmente - como siempre - a la otra parte de su binomio, John Williams se muestra eficaz en este arte u oficio (como ustedes prefieran) y si bien no nos muestra novedades continua siendo, desde ahora y para siempre, un clásico que vale la pena revisar una y otra vez.

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