miércoles, junio 08, 2005

el cine y su música

(c) Jorge Luis Viera

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The Abominable Dr. Phibes.
Basil Kirchin.
Perseverance Records PRD 004.


Al regresar musicalmente desde el más oprobioso de los infiernos el Dr. Antón Phibes satisface a un gran número de fanáticos en todo el orbe. Sus dos únicos films, claro está, encendieron la llama de la admiración entre el público que siempre… siempre… necesitó más.

Pero, un momento. Debemos considerar que hay quienes no han conocido a tan ilustre personaje. Así que, antes de continuar con el análisis de su banda sonora, lean esto.

El Dr. Phibes (desfigurado por un accidente automovilístico en el que se lo dio por muerto), toca una y otra vez la misma pieza en el órgano acompañado de una orquesta de autómatas, mientras observa, con profunda devoción, el retrato de su difunta esposa Victoria Regina deseando reunirse con ella en el más allá.

Sin embargo, antes que esto suceda necesitará vengarse y ayudado por su enigmática ayudante Vulnavia, irá dando muerte a los médicos que no consiguieron salvar a su mujer en la mesa de operaciones. Para ello, inventará bizarros asesinatos, cada uno de los cuales se convertirá en un símbolo. La forma elegida para ejecutarlos es la de las G'tah, las Diez Plagas que Moisés esparció sobre Egipto en tiempos bíblicos, documentadas en el libro del Éxodo.

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The Abominable Dr. Phibes es una tortuosa mezcla de diversas corrientes cinematográficas y estilos que a principios de los 70 (época en la que se rodó el film) tuvieron mucha importancia. Por un lado, el Giallo, italiano. Un género nacido en la década del 60 que se caracterizó –precisamente-por mostrar cada asesinato de manera imaginativa y estilizada, como una obra de arte (Mario Bava y Darío Argento pueden ser algunos referentes de este estilo). Y por otro lado, el llamado Camp, cuyos ejemplos más conocidos y populares son las series de televisión Batman (1966-1968) en los Estados Unidos y la inglesa The Avengers (1961-1969) de esta última, no casualmente, el director del film, Robert Fuest, realizó varios capítulos.

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Vincent Price, por su parte, era ya un símbolo del cine de terror cuando protagonizó The Abominable Dr. Phibes en 1971. Promocionado como su centésimo film como actor, las películas del Dr. (en Teología) Anton Phibes -músico, ingeniero y amante obsesivo-fueron uno de los más famosos y auténticos casos de películas de culto: Medianamente apreciadas en su época, con el pasar los años las andanzas del buen doctor acumularon una merecida fama. En rigor de verdad The Abominable…, no se trataba exactamente del centésimo film de Price, pero sin duda fuE una de sus películas mas famosas, aparte de ser uno de aquellos casos de un film que no pierde la gracia aún después de innumerables revisiones. Su estilo bizarro, además del humor que el actor imprimió a su personaje, trajo inevitablemente la realización de una secuela, Dr. Phibes Rises Again (1972).

El curioso tono nostálgico del carácter de Phibes es mostrado eficientemente en la banda sonora de Basil Kirchin (compositor inglés de la vanguardia jazzística), que con su característico tema principal transmite perfectamente la atmósfera de locura y nostalgia que la película necesitaba. Su partitura, realizada en colaboración con Jack Nathan, cumple un rol importante, sobre todo en los primeros diez minutos de metraje que carecen de diálogos.

El Dr. Phibes Theme, una pieza en tiempo de vals, se repite en todo el score y sus distintos arreglos están destinados a mostrar momentos específicos, como la danza de Phibes con su asistente Vulnavia (Dr. Phibes Waltz), interpretada en el film por una banda de inexpresivos y atemorizantes muñecos, los Clockwork Wizards.

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Tal y como Kirchin lo recuerda, se encontraba viviendo en Suiza cuando lo interesaron en escribir este score. Luego de mucho tiempo pudo finalmente reunirse con los productores y la estrella del film, Vincent Price. Aprovechó –lógicamente- la ocasión para saber cómo querían que encarara musicalmente el proyecto, como un film serio o una comedia. Price contestó con solo una palabra: seriamente. La respuesta de Kirchin entonces fue crear una partitura atmosférica y de suspenso basada en dos motivos, uno para el Dr. Phibes y otro para su ayudante, Vulnavia.

A partir de allí, como sucede con el poder en todas las épocas, se desató un conflicto de intereses entre productor, director y capitalista y se rechazó la mayor parte del trabajo del compositor. Todo concluyó con la banda sonora convertida en una mezcla inusual de música clásica, canciones populares de los años 20 (década en la cual transcurre la acción) y el resto de la música atmosférica de Kirchin que aún permanecía aprobado (aquella que mostraba sonoridades que la asemejaban al estilo impuesto por Henry Mancini para comedias). Esta edición, afortunadamente, restituye en su último tema (Suite Of Unused Music) once minutos y cuarenta y ocho segundos de aquel material – mayormente atonal-para que finalmente podamos disfrutarlo.

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Quienes se encuentren con esta edición también deberán considerar que la irregular calidad sonora de sus temas se debe a que provienen de distintas fuentes: Masters originales, grabaciones encontradas y de la propia película. Su lanzamiento tiene sin duda el valor de una primera edición oficial en CD e interpreta fielmente el espíritu bizarro de la película, aunque tal vez de forma involuntaria.

Así y todo The Abominable Dr. Phibes, el álbum, es un verdadero acontecimiento, aguardado por los coleccionistas durante muchos años. La espera, sin duda valió la pena.

Larga vida al Doctor.

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