sábado, febrero 04, 2006

hellstrom chronicle

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Lalo Schifrin:
"The Hellstrom Chronicle".
Aleph Records 029.



En los últimos años 60, la música de vanguardia encontró su lugar natural en las bandas sonoras originales. En ése período, el gran Jerry Goldsmith compuso algunas obras notables, como por ejemplo The Planet of the Apes en 1968. En tanto, John Williams escribía el score de un film poco conocido, pero no por eso carente de interés como Images (Robert Altman) en 1972, a estos grandes referentes sumemos también a Leonard Rosenman con sus excelentes trabajos Fantastic Voyage (1966) y Countdown (1968). También es conveniente recordar que incluso algunos directores norteamericanos escogieron música escrita durante el vanguardismo polaco para acompañar sus films, uno de sus más claros ejemplos es, desde luego, The Exorcist (William Friedkin, 1973) para la cual el compositor Lalo Schifrin escribió una de sus más intensos y experimentales scores que, lamentablemente, fue rechazado en primera instancia.

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Dos años antes la extraña The Hellstrom Chronicle se estrenaba en los cines contando inmediatamente con el favor del público para sus fantásticas imágenes de insectos salvajes que comían, mataban y se reproducían en su hábitat natural. Dirigida por Walon Green (guionista de The Wild Bunch 1969 y Dinosaur.2000) y Ed Spiegel (director de los National Geographic Specials) y escrito por David Seltzer (creador de The Omen. 1976)) el film, fue realizado a través de once países durante un período de dos años, presentando a un falso entomólogo, el Dr. Nells Hellstrom (Lawrence Pressman) quien postulaba -muy convincentemente, debemos agregar- una visión apocalíptica en la que la tierra era desbordada por enormes hordas de insectos, un futuro en el cual las termitas, las arañas y las abejas (entre otros) se sublevarían destruyendo a toda la humanidad.

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Aunque fundamentalmente conocido por sus scores de jazz y funk para películas de acción como Bullitt (1968) y Dirty Harry (1971), el prolífico y versátil compositor argentino ya había escrito bandas sonoras vanguardistas en aquél entonces, incluyendo THX-1138 (1971) para George Lucas. Agregar a esta lista su notable inventiva para el docudrama The Hellstrom Chronicle (1971) significa entender porqué Schifrin fue convocado para componer la anteriormente mencionada The Exorcist en primer lugar.

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Para el score de este magnífico film (que ganó un premio de la academia como mejor documental en ése año, un premio técnico en el Festival de Cannes y todavía sigue gozando de un culto hasta nuestros días), el productor David Wolper comisionó a Schifrin con quien ya había trabajado en The Rise and Fall of the Third Reich (1968), y demostrando un criterio creativo, animó al compositor a que interpretara el mundo de los insectos libremente.

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El resultado es una mezcla brillante, una extraña construcción sonora que navega hacia adelante y hacia atrás en tonos y estilos, ya que incluye tanto los sonidos futuristas -para aquella época- del Moog con la primitiva simplicidad de instrumentos regionales como el piano africano y el tambor japonés kabuki.

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Atípica en el compositor, la música de The Hellstrom Chronicle es orgánica, vibrante y llena de vida representando con total eficacia las visiones de los insectos con múltiples efectos orquestales e instrumentos inusuales, incluyendo al sistrum egipcio. También, Schifrin hace uso de sintetizadores y efectos de grabación tales como reverberaciones estereofónicas, agregando además algunas melodías que en ése contexto resultan absurdas, como el Bossa Nova para el tema The Acts of Love, que después disuelve en un estallido psicodélico, bien de su época.

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Así y todo, particular como es este álbum, nunca desciende hasta un caos total. Es decir, aunque utiliza sonidos inesperados, Schifrin hace uso frecuente de pequeños temas y motivos tradicionales, una estrategia muy bien pensada que ayuda a dar al trabajo una cierta cohesión. Por ejemplo, el tema titulado Primeval Beginnings and The Deadly Traps, abre con un arreglo elegíaco de secuencias y vientos, para entonces resbalar suavemente dentro de una serie dispersa de teclados.

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Aleph Records entonces -el propio sello del compositor- en una edición limitada, lanza la banda sonora completa para aquel documental inusual. Casi una larga hora presentada en diez fragmentos temáticos, el trabajo de Schifrin es el ejemplo de un acercamiento particular de la música de cine como nunca se vio en aquella época. Esto es, un score totalmente único donde las visiones del compositor y su conocimiento de las complejas técnicas de la orquestación desembocan en una lujuria experimental en términos de producción musical.

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No debemos pasar por alto que -en consecuencia- este score no es apto para todos los oídos. Altamente disonante, en ocasiones hasta espantoso y raramente melódico, más que cualquier otra cosa es un trabajo de investigación sonora, The Hellstrom Chronicle es uno de los scores más inusuales compuestos para una película, casi un Microcosmos (Bruno Coulais, 1996) pero para paranoides.

Un álbum de difícil escucha, pero que a menudo se torna emocionante, una verdadera obra maestra del período temprano-medio de este gran compositor.

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Para ser tenido en cuenta, seriamente, por cualquier oyente interesado en la música experimental.

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